domingo, 10 de junio de 2018

El soundtrack de tu vida


Hay un programa de radio que pasa en una estación de jazz, en el que hablan de el soundtrack de personajes de la cultura y/o conocidos del productor, muchos de ellos artistas  independientes, el personaje en cuestión habla de la música que le acompañó en las principales etapas de su vida, en los rompimientos, inicios musicales, inicios artísticos, lo más memorable.

Acabo de ver High Fidelity… tenía más de 18 años sin verla, recuerdo haberla visto en el cine y sentí un embarque directo al pasado al escuchar música de The Beta Band, Elvis Costello, Stereolab, Love y me puse a pensar sobre el soundtrack de mi vida. Tenía 24 años entonces y sólo 2 años de empezar a conocer de música, durante la preparatoria no tuve un grupo de amigos aficionados, así que empecé tarde.

En la universidad me moví desde los hombres G hasta Fey, pero fue en 1995 cuando compré mis primeros CD, y todos eran de jazz porque eran los más baratos en las tiendas.

En 1998 conocí a un muchacho que me abrió la vida a la música y el cine, cuándo comencé a construir mi soundtrack, para mí la etapa posterior a la universidad estuvo llena de ambición y un deseo permanente por conocer, leer, escribir, bailar, imaginar.

Recuerdo con emoción ese momento en que me ponía los audífonos de mi walkman para caminar al ritmo de Massive Attack, subir al camión con Stereolab, Cerati, sentarme en el jardín de la casa que compartía a escuchar música y contar piedras, mirar el cielo azul sin expectativas mayores a sentir la música. Me encantaba no salir a ningún lado y escuchar música sola, caminar a tomar un café sin tener que hablar con nadie porque escuchaba a PJ Harvey.

Leer a Paul Auster y Murakami mientras llovía rumbo a la Condesa, mientras caminaba kilómetros sobre calzada de Tlalpan al salir de la maestría, escribir sin parar en mesas de café de Coyoacán escuchando a Gorillaz, averiguar que soy parte de una generación llamada X y leer el libro de Douglas Coupland pero entendiendo que el acceso a la información era muy distinto en México que en el resto del mundo.


Todo ello pensaba al ver High Fidelity, recordar que hay que construir el soudtrack de nuestra vida, que hay que hacerlo bonito, que de ello depende que los mejores recuerdos se alíen a música que rompa las barreras, podemos elegir qué escuchar en cada momento, o lloramos con Radiohead de vez en vez o nos pusimos meditabundos con Tricky. Ármense su soundtrack bonito, porque al pasar los años, volver a los 24 emocionalmente se merece tener buena música.

martes, 18 de abril de 2017

Generación X y la falta de melancolía

Hemos llegado y pasado los 40, tenemos ya la memoria de corto plazo un poco desgastada y la de largo un poco más, poco a poco nos estamos convirtiendo en esos tíos fastidiosos que jorobamos a los sobrinos adolescentes cuando aprenden una palabra nueva y la usan enfáticamente, como cuando descubren palabritas como cliché y se niegan a aceptar que ellos mismos son un cliché.

Crecimos como nuestros padres y los padres antes que ellos, en mundos cambiantes -Eso es también un cliché- pero pareciera que nos nos aferramos con desesperación al pasado como las generaciones anteriores. Nos podemos entretener con la nueva tecnología, no lloramos si no vamos al cine, elegimos ver el cine en casa para no tener que lidiar con otros, no sufrimos si no tenemos una betacam guardada en el closet y aprendimos a dejar ir las caricaturas para que las vivan otros. 

Parece que la melancolía está en desuso entre nosotros, debe ser que vivimos en el mismo vórtice que los millenials, pero con la carga de experiencia que nos permite reírnos discretamente cuando alguno proclama que el comunismo es lo que salvará al mundo. No parece que extrañemos los autos sin bolsas de aire o A/C, tampoco extrañamos la proporción 4:6 de la TV o las máquinas de escribir.


No todo tiempo pasado fue mejor y estamos convencidos de ello. 

martes, 12 de enero de 2016

A mi no me gustan los Beatles



Ayer estaba bañándome, y mientras daba el último repaso de shampoo por mi cabello escuché en el radio una canción de los Beatles me parece que era alguna con nombre de mujer. En ese momento un "flashback" de mi adolescencia me dejó pasmada

Confieso que nunca me han gustado los Beatles sin embargo no sabía porque no me gustaban, hasta este epifánico momento, recordándome el desdén con el que me trataban  mis tíos, fans irredentos de los beatles y músicos amateurs.

Para una adolescente insegura, que se consideraba más bien fea, delgada, tímida y bastante torpe en ese cuerpo que no conocía y que se veía así misma como "nada atractiva" (según lo que la tv le indicaba que era atractivo en los finales de los 80) las burlas constantes y apodos siempre estaban presentes, lo que hoy conocemos como bullying, mermaban poco a poco mi autoestima, siempre acompañado de música de radio universal y por ende la "hora de los Beatles".

Yo sé que los Beatles no tuvieron la culpa, pero no puedo evitar escucharlos y sentir como mi adolescente tiembla y mi adulta vive la nausea de la incomprensión e impotencia.

Yo era muy tímida, introvertida y completamente ajena a ese familia escandalosa y gritona, en la que fumaban todos y el estilo "rebelde" no era un problema, pasados los años noto más las diferencias y ahora comprendo que los acordes de "Hey June" están íntimamente relacionados con mi primer periodo, brassieres incomodos y unos tíos pesados.

Nota: si no va a charlar con un adolescente en buen plan, mejor no le haga caso o va terminar odiando a Radiohead. 

domingo, 3 de enero de 2016

3 de enero

Es 3 de enero y traes calzones rojos...

Me compré el disco de Adele

25 Adele.

Compré el disco de Adele en iTunes, uno de los regalos que me doy cada año es escoger discos sin interés crítico... Pero no puedo negar que la manufactura de éste me ha encantado, confieso que las baterías y coros pueden sonar ochenteros pero es culpa y bendición de los productores, entre ellos
 Danger Mouse
Samuel Dixon
Paul Epworth
Greg Kurstin
Max Martin
Linda Perry
Ariel Rechtshaid
Mark Ronson
Shellback
The Smeezingtons
Ryan Tedder

Y es que siendo sincera, es un disco para cantarlo encuerada con las bocinas a todo lo que dan.


Tengo mis favoritas, entre ellas " I miss you" (amo los coros y las baterías) y "Water under the bridge" que es imparable, imparable...

Hay canciones para depilar, que sonaran por encima de la depiladora eléctrica y permitan hacer coros pulmonares entre los jaloneos, como "Remedy" y la que puede sellar y volver cursi a toda madre como "Sweets Devotion". Y esta cabrón.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Yo odiaba mis senos

Yo odiaba mis senos

A los 11 años, estando en sexto de primaria, comencé a ser consciente de mis senos, antes de ello, no me parecían relevantes, pero cuando una compañera de la primaria llamada Concepción, comenzó a usar suéteres más grandes y las blusas parecían más pequeñas, noté esa obvia diferencia.

Concepción, Conchita pues… morenilla y de nariz respingada, usaba las mismas blusas que yo con una gran diferencia, un par de senos divinos que asomaban en su brassiere blanco, tal vez era la excitación en mí la que me me impedía mirarla de frente pero no podía dejar de ver a entre esos botones por reventar, algodón que cubría encaje.

Ahí comenzó mi gusto por los senos, pero no por los míos.

Las películas muestran siempre senos enormes en cuerpos delgados y cinturas pequeñitas, evidentemente a los 11 años yo no tenía esa cintura y mucho menos los senos, así que me acostumbre a mantenerlos ocultos y tratar de no pensar en ellos, logré hacerlo, no existían para mi, hasta que a los 16 entre besos un chico intentó tocarlos, ¡¡los había alienado tanto de mi que pensé que el resto del mundo tampoco lo vería!!… Tras darle un santo puñetazo al pobre muchachillo y salir corriendo, me puse a llorar, ¡no estaba preparada para ello!... Eso me decía yo camino a casa, con la sensación de haber sido vulnerada a un nivel tan intimo que no podía explicarlo.

Cuando tuve mi primera relación sexual, a los 17 años, esos senos no fueron elemento de mi excitación, y como todo trámite solo espere a que acabase y dejar de lado el principal impedimento (el dolor) para poder disfrutar de ese mundo maravilloso del sexo… lo que tampoco sucedió por arte de magia y que me llevo a situaciones sumamente incomodas.


Pero mis senos no participaban en todo mi crecimiento sexual.

Los de otras mujeres me encantaba, y me incomodaba verlas cambiarse o desnudas porque me encantaban, como niño de 11 años, pero una adulta de 21, así me pasé gran parte de mi vida, ocultando o incomodándome… Hasta los 30.

De manera sorprendente fue la maternidad lo que cambió mi perspectiva, lo menos sexy del mundo (la lactancia) me hizo sentirlos por primera vez y amarlos con profundidad, y a partir de mi defensa a la lactancia en lugares públicos, el orgullo de llevarlos en alto en su mayor expresión y dimensión, así comencé a sentirlos en la nueva sexualidad, la mía, la que disfruta.

No han dejado de gustarme los senos de otras mujeres, tal vez soy un poco gay, pero ahora me encantan los míos y puedo sentirlos con orgullo, la herida de desarrollo se cerró un poco tarde, pero cerró.

El soundtrack de tu vida

Hay un programa de radio que pasa en una estación de jazz, en el que hablan de el soundtrack de personajes de la cultura y/o conocidos de...