Hablando de igualdad.
Hace un par de días, un comentario de mi hija de casi cuatro años, me hizo reflexionar profundamente acerca del amor incondicional que tenemos por los otros cuando somos niños, conforme vamos creciendo nos tornamos hoscos y egoístas, pero cuando somos niños, en verdad tenemos la voluntad de cambiar al mundo.
Mí hija fue diagnosticada con trastornos del lenguaje, que llevaron a un desorden general que retrasó su capacidad motriz y de concentración, las razones pudieron ser muchas, pero tomé la decisión de sacarla del colegio Montessori en que estaba, sin que me importase que llevara solo 3 meses ahí, su desarrollo no mejoraba y me recomendaron llevarla con un neurólogo. Buscando donde hacerle la evaluación de desarrollo que me solicitaban en el colegio , llegué a un centro terapéutico infantil.
Voy a contarles que no hay mayor angustia que saber que tu hijo tiene algo que no sabes qué es, como me dijo una vez una querida amiga (a quien dedico este articulo), "en el momento que te dicen que tu hijo no es normal, lo niegas como puedes, insultas a la gente, los tachas de locos por tener tales ideas, pero al final, cuando tiene tratamiento y ves como mejora, lo agradeces infinitamente."
A cuatro meses de estar en el centro, estudiando el kinder, los avances de mi hija son sorprendentes, se desarrolla de manera maravillosa y no sólo es capaz de hablar y recordar que comió, (ella no podía decir que comía o hacia en el antiguo colegio, no era capaz de ordenar su pensamiento y tener memoria) ahora puede decirme quien es su mejor amiga y lo mas hermoso es que su mejor amiga es una pequeña con síndrome de down.
Y es que mi hija mayor y mi hija menor están en esta hermosa escuela en que conviven con niños no "normales" y para ellas es estar con sus amigos y con niños, nada mas así. No tienen prejuicios y sus horas de juego y aprendizaje son todas. El modelo de esta escuela, tan incluyente y amorosa, que le ha dado memoria y lenguaje a mi pequeña, me parece la manera mas maravillosa de tratar las pequeñas diferencias que nosotros, como adultos, vemos tan grandes. Ojalá existan más escuelas incluyentes que nos ayuden a hacer a esta sociedad tan pobre emocionalmente, una sociedad amorosa y respetuosa.
Mi hija seguramente saldrá del kinder y vaya a una escuela "normal", pero este amor que hoy la rodea, no lo va a olvidar.
miércoles, 27 de abril de 2011
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