miércoles, 7 de diciembre de 2011

El miedo del artista (yo)

El camino del artista es un camino solitario.

 El arte, el artista, artistear, artístico... ¿Cuantos de ustedes desearon dedicarse al arte? ¡Hacer música, pintar, esculpir, escribir, hacer teatro o cantar? esas actividades que para algunos son de locos y flojos que no gustan de trabajar y que pueden saltar de una disciplina a otra sin miedo. Esos que son denominados artistas y vistos con irritación pues "no hacen nada".

Si a usted le hubieran dicho que podía ser artista y que no moriría de hambre ¿Lo habría hecho? Son pocos los artistas que se dedican a ello de tiempo completo, pocos más aún los que consiguen una beca gubernamental, aún son menos los que logran vivir de su obra de manera no sólo digna, incluso provocan envidia. Pero en realidad son pocos y son tantos más los que abandonan las intenciones de profundizar en el pensamiento y alma de los que le rodean y él mismo, el artista invoca a sus más profundos temores, a sus más intensos terrores o pasiones, a la alegría desbordante y a la inocencia.

¿Usted ha estado en esos lugares? Seguramente sí, ha estado y créame que ha tenido miedo de quedarse en ellos; a mi, confieso, es lo que me ha sucedido, y el terror ha sido tanto que salgo corriendo a encender el televisor y pensar en trivialidades, porque el artista se obliga a si mismo a buscar y buscar en esa desesperanza y ansiedad que normalmente a todos aterra. Pero ellos van y hacen un trabajo tan intenso, que terminan agotados, y ése es el proceso creativo, desgastante, sin horario, sin amigos, pues el camino del artista se comparte a momentos pero es por lo más solitario.

 Yo confieso que mi carácter es débil y muy débil y que el camino que más me llamaba a vivir con intensidad me dio más miedo que la noche en mi infancia. Quisera a veces, incluso a veces lo hago y me asomo a ese lugar y me animo a dejar de entender y dejar de controlar -(un problemita que tengo)- para dejarme llevar arrebatadamente por el instinto, pero es como entrar a nadar con flotadores -(No sé nadar)- y regreso a la orilla segura de mi cotidiano. Pero los artistas no hacen eso... Son valientes.

El soundtrack de tu vida

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