viernes, 15 de julio de 2011

Poder en palabra


Cuando tenía 14 años, me llevaron a la dirección de la escuela, un citatorio fue emitido a mis padres y fui reprendida, la razón: Pegar un cartel afuera de mi taller de corte y confección.

En la secundaria que estudié, el taller de corte y confección  daba de frente al taller de electrónica, las ventanas estaban paralelas y durante largo rato estuve jugando con mis compañeros de grupo, estábamos en las 3 horas que correspondían a cada taller dos veces por semana, justo ese día estaba bastante aburrida y mi maestra estaba ausente como el resto del año.  Cuando los chicos de electrónica cerraron sus ventanas a petición de su maestro, se me ocurrió ser o tratar de ser avispada... Colgué un cartel que decía lo siguiente:

Los de electrónica son unos idiotas... sólo los de 3ºD. 

Ahora recuerdo con un poco de vergüenza que la nota: "sólo los de 3ºD" aparecía mucho más pequeño, cual nota al calce.

Para mi mala fortuna el maestro del taller vio el cartel y llamó a la mujer de servicios sociales, quien me llevo a su oficina y  arremetió contra mi con su mayor argumento:  ¿sabes lo que quiere decir idiota? Es como se les dice a las personas con problemas mentales. 

Ahora sé que la definición de la trabajadora social es anticuada e incluso hoy, se le consideraría políticamente incorrecta, pero fue algo que me provoco angustia y ansiedad por años, no podía usar tal palabra sin sentir culpa, sin embargo me mostró la fuerza de la palabra escrita.

Ayer me topé con la nota de un conocido en la que escribía una queja ante el trafico, lo que me impacto fue que en su breve nota, comenzaba ex-culpando a la comunidad gay porque ellos no tienen la culpa, luego quejándose del transito afectado por la marcha gay, luego diciendo que tal comunidad ya se manifestaba en la zona rosa, luego paso al  insultar al trafico y reírse.

Me quede sumamente impactada, no sólo porque hay quienes no reconocen un texto discriminatorio ni aunque lo escriban, si no porque me abrumaba la idea de que los insultos se puedan escribir "como así" y no haya una mejor forma de expresarse.

No crean que no puedo decir groserías, que claro que las digo y en el más de las veces de manera cotidiana algunas y ciertas en momentos de arrebato y enojo, pero siempre he sido cuidadosa de no escribirlas como argumento, son adjetivos, si, pero no pueden convertirse en los únicos argumentos que se puedan usar ante una inconformidad. Porque una mentada tiene una fuerza magnifica y "chingar" ha valido la creación del Chingonario, pero la simpleza de pensamiento queda evidenciada en la forma en que escribimos, y creo que  no se puede definir la cultura como un snobismo de moda, si no como una razón de ser mejores personas, mas tolerantes y miembros de una mejor sociedad.

Recuerdo una encuesta reciente de la CONAPRED relativa al dia internacional de la tolerancia; mencionaba que entre mas alto el nivel de estudios, mas tolerante el individuo a las diferencias, no solo sexuales si no en general en cualquier ambiente social.

Agradezco que en las redes sociales siempre puedas dar clic al botón "no quiero ver mas publicaciones de esta persona" o Unfollow.

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