El 1o de Enero fui a desayunar con mis hijas a un restaurante de cadena.
No es el más refinado, es un clásico y la comida no cambia en todo el año, lo cual lo convierte en la mejor opción para nosotras.
Junto a nuestra mesa, estaba sentada una pareja, era posiblemente las 10 de la mañana, ambos vestían de negro, él con los lentes oscuros puestos (en el interior) y ella con casi diez años más que él, poco sonriente.
Mi hija tenía resfriado, y creo que a la tercera vez que le pedí que se cubriera la boca al estornudar, la mujer de al lado murmuro y me miró de reojo como si fuera yo la peor madre castrante de la historia.
Abrace a mi hija y le pedí que por favor cuidase a los demás de las bacterias y me quedé pensando. ¿Cuantas veces nos pedían nuestras madres lavar las manos? Una, diez o veinte veces al día durante los primeros años de nuestra vida, ¿Se lava las manos antes del comer y después de ir la baño? Si su respuesta esa afirmativa, es que su madre hizo un buen trabajo.
domingo, 15 de febrero de 2015
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